Volkswagen, uno de los pilares de la industria automotriz alemana, está considerando cerrar fábricas en Alemania, lo que marcaría un hecho sin precedentes en sus 87 años de historia. Esta decisión surge en medio de una crisis de rentabilidad que la empresa enfrenta debido a los crecientes costos logísticos, energéticos y laborales, así como a una transición complicada hacia los vehículos eléctricos y la desaceleración del gasto de los consumidores.

El cierre de plantas en Alemania también pondría fin a un pacto de tres décadas que Volkswagen tiene con los trabajadores para garantizar la seguridad de los empleos, lo que ha generado tensiones con los poderosos sindicatos alemanes. Oliver Blume, CEO de Volkswagen, afirmó que “Alemania como sede de negocios se está quedando cada vez más atrás en términos de competitividad”.

Volkswagen, cuya marca homónima de automóviles ha visto caer su margen de beneficio al 2.3% en el primer semestre de 2024, está enfrentando una competencia cada vez más intensa, especialmente de fabricantes chinos que están ganando terreno en Europa con sus vehículos eléctricos más asequibles.

El posible cierre de plantas no solo tendría un impacto económico significativo, sino que también podría desencadenar una disputa laboral de gran envergadura. Esta situación representa un desafío importante para Blume, quien también dirige la marca Porsche, especialmente en un contexto donde nuevos competidores están erosionando la base industrial alemana.

La noticia de los posibles cierres ha generado preocupación en el ámbito político, con el diputado Bernd Westphal, portavoz de política económica del grupo parlamentario del SPD, expresando su inquietud y destacando la necesidad de mantener conversaciones constructivas con los comités de empresa y los sindicatos.

Además, los resultados electorales recientes en dos estados del este de Alemania han añadido tensión al panorama, con el ascenso del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), lo que podría complicar aún más la situación para Volkswagen y otros actores clave de la economía alemana.

La situación continúa desarrollándose y representa una prueba crucial para el futuro de la industria automotriz en Alemania.