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El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, nombró a su abogado Todd Blanche como fiscal general adjunto, un día después de anunciar la designación de Emil Bove como principal fiscal general adjunto. En un comunicado, Trump destacó que Blanche, quien está en proceso de ser confirmado por el Senado, ha sido un defensor clave en varios casos legales de alto perfil que involucraron al expresidente.

Blanche, un exfiscal federal, es conocido por su trabajo en delitos financieros y su enfoque en casos complejos. Nacido en 1974, Blanche se destacó en su rol como fiscal en el Distrito Sur de Nueva York, donde se especializó en fraudes bancarios y corrupción. Antes de unirse al equipo de defensa de Trump, trabajó como socio en el prestigioso bufete Cadwalader, Wickersham & Taft, representando a figuras cercanas a Trump, como Paul Manafort, en casos de fraude financiero.

El abogado de estilo “agresivo pero táctico” se unió a la defensa de Trump en 2023, manejando investigaciones sobre el pago a la actriz Stormy Daniels y otros asuntos legales. Su nombramiento subraya su creciente influencia en el ámbito legal estadounidense.

El miércoles, el presidente electo Donald Trump regresó a la Casa Blanca por primera vez desde su victoria en las elecciones de la semana pasada, donde se reunió con el presidente saliente Joe Biden para abordar la inminente transferencia de poder. En una histórica y simbólica conversación, Biden dio la bienvenida a Trump, pidiendo una transición “sin problemas” y asegurando que su equipo haría “todo lo posible para asegurarse de que tenga lo que necesita”. Trump, por su parte, agradeció el gesto y destacó la importancia de una transición fluida, calificando el día como “agradable”.

La reunión tuvo lugar en la Oficina Oval, en un ambiente que contrastaba con las tensas relaciones que ambos líderes han mantenido a lo largo de los años. Aunque han sido duros rivales políticos, Biden, quien ha criticado a Trump en diversas ocasiones, destacó la importancia de las normas democráticas y la transferencia pacífica del poder, un principio que Trump había cuestionado tras las elecciones de 2020.

Mientras tanto, fuera de la Casa Blanca, se daban los primeros preparativos para la toma de posesión de Trump el próximo 20 de enero, aunque la transición sigue enfrentando desafíos logísticos y burocráticos. El equipo de Trump aún no ha firmado acuerdos clave para acceder a información gubernamental y establecer contactos con funcionarios de la administración saliente.