El presidente Andrés Manuel López Obrador calificó su sexto y último informe de gobierno, realizado en el Zócalo de la Ciudad de México, como un “acto importante y festivo” en el que pudo hacer un recuento de los logros de su administración. Durante su conferencia de prensa matutina, el mandatario expresó que no había motivo para la tristeza, sino para sentirse contentos y orgullosos.

“Fue un acto muy fraterno y es recíproco el amor, fue un acto muy amoroso”, señaló López Obrador sobre la ceremonia, destacando que millones de mexicanos participaron en el proceso de transformación que impulsó su gobierno, logrando mucho en poco tiempo y en circunstancias difíciles.

El presidente reiteró que se retira tranquilo de Palacio Nacional, confiando en que deja el país en buenas manos con la presidenta electa, Claudia Sheinbaum. Durante su discurso, preguntó a los asistentes si los magistrados, ministros y jueces deberían ser elegidos por los ciudadanos, recibiendo una respuesta positiva que atribuyó al movimiento de la “revolución de la consciencia”.

“Sí, es que la gente está politizada, muy consciente, el pueblo no es tonto”, respondió López Obrador cuando se le preguntó si esperaba esa reacción del público. Con un tono desenfadado, el mandatario mencionó que aunque será criticado, encuentra divertido cómo reaccionan sus detractores, incluso llegando a hacer el ridículo, según él.

López Obrador concluye así su mandato, destacando el logro colectivo de su administración y despidiéndose con un mensaje de optimismo.