Los medallistas olímpicos norcoreanos Jong-sik y Kim Kum-yong podrían enfrentar sanciones severas tras tomarse una selfie con atletas de Corea del Sur y China durante los recientes Juegos Olímpicos. La imagen, que se ha vuelto icónica en la historia de los Juegos, ha generado una controversia inesperada debido a las tensiones políticas entre Corea del Norte y sus vecinos.

De acuerdo con The Telegraph, los tenistas de mesa norcoreanos están siendo investigados por su “sonriente interacción” con los atletas de Corea del Sur, quienes son considerados el “estado enemigo número uno” por el régimen de Pyongyang. Esta actitud aparentemente amigable va en contra de las estrictas normas de aislamiento impuestas a los atletas norcoreanos durante eventos internacionales.

El gobierno de Corea del Norte ha sometido a Jong-sik y Kim Kum-yong a rigurosas inspecciones, que han resultado en evidencias negativas para los deportistas. Según las leyes norcoreanas, el hecho de haber interactuado y fotografiado con atletas de naciones consideradas adversarias puede ser motivo suficiente para recibir sanciones.

En Corea del Norte, los atletas están bajo estrictas instrucciones de evitar cualquier tipo de contacto con extranjeros, especialmente con aquellos de países que el gobierno considera como culturas “no socialistas y contaminantes”. Las reglas están diseñadas para prevenir influencias externas y mantener la ideología del régimen.

El tipo exacto de castigo aún no ha sido definido, pero existe la posibilidad de que los medallistas eviten sanciones si emiten una disculpa pública. Esta medida podría servir como un intento del gobierno para mitigar la controversia y reafirmar su postura política.

La situación pone de relieve las tensiones persistentes en la región y el impacto que los eventos internacionales pueden tener en la vida de los atletas, quienes a menudo quedan atrapados entre el orgullo nacional y las restricciones impuestas por sus gobiernos.