La taekwondoín mexicana Daniela Souza ha estado bajo un intenso escrutinio público tras su participación en los Juegos Olímpicos de París 2024, donde fue eliminada en los Octavos de Final. A su regreso a México, Souza no solo tuvo que lidiar con la decepción de no cumplir con las expectativas, sino también con las críticas de Ana Guevara, directora de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE), quien cuestionó el desempeño de la delegación mexicana en el evento.
En una conferencia de prensa al llegar al país, Daniela Souza respondió a las declaraciones de Guevara, haciendo un llamado a la comprensión y empatía por parte de la exatleta y ahora funcionaria. “Solo le pediría un poquito de empatía. Ella conoce muy bien lo que es el deporte de alto rendimiento y las exigencias. Nuestro deporte ha evolucionado, no es el mismo que era hace muchos años. Es un deporte completamente diferente y nos estamos adaptando a ello”, expresó Souza, visiblemente afectada por la situación.
Las palabras de Souza reflejan la presión que enfrentan los deportistas en competencias de esta magnitud y una desconexión percibida entre aquellos que alguna vez compitieron y ahora ocupan posiciones de poder. La taekwondoín subrayó que el deporte de alto rendimiento ha cambiado significativamente, y la adaptación a las nuevas exigencias es un proceso complejo que demanda apoyo y comprensión, no críticas.
Respecto a su futuro, Daniela Souza se mostró cautelosa y reflexiva. A sus 23 años, la atleta reconoció que aún no tiene certeza sobre su participación en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. “Obviamente de quererlo, claro, sin embargo, me voy a dar el tiempo de pensarlo, de asimilar todo lo que pasó, ver cómo me siento física y mentalmente y ya después tomaré una decisión”, comentó.
La posible ausencia de Souza en Los Ángeles 2028 sería un golpe para el taekwondo mexicano, que ha visto en ella a una figura con el potencial de mantener viva la tradición de éxitos en esta disciplina. La situación de Daniela Souza pone de relieve las complejidades que enfrentan los atletas en el más alto nivel de competencia. Más allá de las medallas y reconocimientos, existe una dimensión humana que a menudo es pasada por alto, especialmente en momentos de fracaso deportivo. Como sugirió Souza, la empatía es esencial para apoyar a los deportistas, especialmente cuando las expectativas no se cumplen.